Sir Charles Villiers Stanford

La gran influencia del compositor irlandés Stanford en varias generaciones de compositores británicos como profesor de composición en el RCM nunca encontró una manifestación efectiva en la ópera vernácula, ya que, a diferencia de Ethel Smyth, no reunió determinación ni diplomacia para influir en su dolorosamente lento avance en la sociedad inglesa. Sin embargo, su lista de obras y sus artículos demuestran la importancia que tuvo. Su problema inicial era cómo trasplantar el éxito continental a los teatros de ópera ingleses; el siguiente, cómo forjar un idioma nacional.

9/3/20243 min read

Sir Charles Villiers Stanford (1852-1924)

La gran influencia del compositor irlandés Stanford en varias generaciones de compositores británicos como profesor de composición en el RCM nunca encontró una manifestación efectiva en la ópera vernácula, ya que, a diferencia de Ethel Smyth, no reunió determinación ni diplomacia para influir en su dolorosamente lento avance en la sociedad inglesa. Sin embargo, su lista de obras y sus artículos demuestran la importancia que tuvo.

Su problema inicial era cómo trasplantar el éxito continental a los teatros de ópera ingleses; el siguiente, cómo forjar un idioma nacional.

Su primera ópera, The Veiled Prophet of Khorassan, fue compuesta entre 1877 y 1879. Cosmopolita y prewagneriana en su ethos (se ha sugerido la influencia de Meyerbeer), debió de parecer anticuada para la época.

Savonarola (1883) muestra más individualidad, aunque la estética de Stanford es esencialmente contenida y, por tanto, no encaja con su escenario heroico.

Siguieron The Canterbury Pilgrims (1883) y Much Ado About Nothing (1900).

En estas dos óperas Stanford desarrolló un enfoque brillante de la alta comedia.

Aunque la primera recuerda demasiado a Die Meistersinger, no resiste la comparación con la ópera de Wagner.

En Much Ado, no es capaz de manejar el ingenio y la riqueza de las subtramas de Shakespeare, pero los conjuntos, la música de amor y su orquestación son particularmente buenos.

Con estas dos óperas marcó un notable avance en la ópera inglesa, igualando (y sin duda siguiendo el modelo) los logros de Goetz y Nicolai en Alemania.

Shamus O'Brien (1895), una ópera ligera con diálogos hablados, fue el único éxito apreciable de Stanford. Aunque probablemente no habría resistido el clima de búsqueda del renacimiento irlandés una década más tarde, en su momento fue una alternativa refrescante a las operetas satíricas o excitantes.

Sin embargo, la mejor música operística de Stanford se encuentra en sus dos últimas óperas: The Critic (1915) y The Travelling Companion (1916).

The Critic es un ingenioso intento de presentar la comedia entre bastidores de Sheridan en términos operísticos. Sólo una producción profesional podría determinar si funciona como jeu d'esprit, con sus numerosos chistes y citas musicales; hay, además, mucho vuelo lírico, en un marco de referencia abiertamente inglés.

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THE TRAVELLING COMPANION

Ópera en cuatro actos, con libreto de Henry Newbolt, basado en el cuento de Han Christian Andersen, se estrenó finalmente en Liverpool en 1925.

El legado de esta ópera queda expresado en su lirismo sencillo pero profundo, en el contexto de una alegoría dramática, representado por el compañero cercano, y es digno de las óperas de cuentos de hadas de Humperdinck.

En la que fue su última ópera terminada, Stanford encontró el contexto dramático inglés, el del caminante espiritual (u hombre común), que más le convenía. Pero su estilo brahmsiano llegó demasiado tarde para allanar el camino a otras óperas. (La música, en realidad, parece que toma como base una pieza para piano que Stanford compusiera en época tan temprana como 1875).

John, un joven caminante solo y desamparado tras la muerte de su padre, se refugia de una tormenta en una iglesia, donde entrega el resto de su dinero a dos rufianes para evitar que saqueen un cadáver que yace allí en un féretro. El cadáver reaparece como su compañero de viaje y le ayuda a cortejar a una bella pero fría princesa que, como Turandot, ha ejecutado a todos los pretendientes anteriores por no haber respondido a su acertijo. Matando al mago del que ella es esclava, conseguirá su mano. En la conmovedora escena final, el Compañero de viaje abandona el banquete nupcial y vuelve a convertirse en cadáver.

La partitura de Stanford, afinada y digna, tiene éxito, como hemos destacado arriba, como narración de cuento de hadas a la manera de Humperdinck, pero sus mejores pasajes, para John y el Acompañante, añaden una dimensión de retórica espiritual que, sin ser sintácticamente sencillos, recuerdan al Parsifal de Wagner y a Elgar.

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Desde la década de 1920, las óperas de Stanford sólo han recibido producciones ocasionales, en su mayoría de grupos amateurs. Aunque sus recursos musicales son conservadores y circunscritos al su país, son, sin embargo, obra de un profesional experimentado con un estilo distintivamente cálido y una visión personal realizable.

Enlace a la ópera:

Grabación del sello SOMM, de 2019.

https://open.spotify.com/int.../album/4sLfWn9KbWw9OMk8yJQUaO

Puesta a disposición del libreto traducido al español:

https://libretosdeopera.com