Mârouf, savetier du Caire
El compositor y director de orquesta francés, demostró un talento prodigioso y un espíritu un tanto académico: «El modernismo es el enemigo» era su lema. En el Conservatorio de París estudió composición con Massenet, pero se aficionó más a los clásicos vieneses. La música de Wagner, Franck y Debussy le dejaron indiferente.
9/3/20243 min read


Mârouf savetier du Caire
Henri Rabaud (1873-1949)
El compositor y director de orquesta francés, demostró un talento prodigioso y un espíritu un tanto académico: «El modernismo es el enemigo» era su lema. En el Conservatorio de París estudió composición con Massenet, pero se aficionó más a los clásicos vieneses. La música de Wagner, Franck y Debussy le dejaron indiferente.
Pero en 1894 ganó el Prix de Rome, y su estancia en la Villa Médicis le abrió los ojos a la música más moderna; empezó a admirar a Verdi, Mascagni y Puccini. Un viaje a Bayreuth bastó para acabar de derribar las barreras que se había impuesto; orientándose hacia Wagner y Franck, compuso un oratorio místico, Job (1900), que tuvo un inmenso éxito.
En Mârouf, savetier du Caire, que es su segunda ópera, Rabaud conjuga la forma wagneriana y el pintoresquismo oriental.
La obra fue acogida con entusiasmo tanto en Francia como en el extranjero.
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A principios del siglo XX, Oriente está de moda. El siglo XVIII vio la publicación de la primera traducción de los Cuentos de las Mil y Una Noches, por Antoine Galland, en una Europa encaprichada con el orientalismo. La versión íntegra del Dr. Mardrus, terminada en 1904, reavivó este gusto.
El libretista Lucien Népoty, basó su libreto en la «Historia de Marufu-L-Askafi y su mujer», contada por la princesa Scheherazade a su marido, el rey Sharriar las noches 528 a 533, y escribió, en una prosa rítmica conforme a la letra y al espíritu de los Cuentos, un texto sabroso. Hay que subrayar la construcción ejemplar, el humor de las situaciones y los espectaculares giros de la acción que no desfallecen jamás. La poesía se extiende en metáforas tentadoras y el sabor popular no queda disimulado bajo un orientalismo de pacotilla. Todo el brío de la narración árabe se expresa en este texto de extraordinario contenido. La magia de Oriente está presente en todo momento. La psique de los personajes está finamente expuesta y deliciosamente contrastada. La aparente misoginia evocada al principio de la obra: «Alá sabrá lo que hizo cuando creó la maldad de las mujeres» no resiste la chispeante salud de la princesa Saamcheddine, cuya audacia y determinación aseguran el triunfo final de su marido, Mârouf.
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Creador prolífico, Rabaud nunca se adscribió a ninguna escuela en particular. La riqueza de su inspiración, combinada con un dominio técnico total y un virtuosismo vertiginoso como orquestador, le permitieron adaptar su escritura a las obras que emprendía sin caer nunca en la gratuidad de las fórmulas ni de la costumbre.
La partitura de Mârouf no se pierde en divagaciones sonoras y, sin complicaciones innecesarias, sigue fielmente las palabras y las situaciones. Numerosos recursos rayanos en la farsa salpican las protestas. Rabaud no duda, por ejemplo, en añadir cada vez más notas a los acordes a medida que las mentiras de Mârouf se hacen cada vez más sonoras, pero conserva el control absoluto de la construcción y se permite fantasías orquestales para restablecer mejor el equilibrio, la calma e incluso la melancolía musical antes de tiempo, apoyándose en la artesanía más rigurosa.
Este lenguaje espiritual envuelve con sus encantos el refinamiento del texto y, combinándose con él, crea, en una explosión de alegría, lirismo y sensualidad, una atmósfera en la que se encuentran las cualidades constantes de la literatura y la música francesas.
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El compositor Florent Schmitt no dudó en reconocer que: «La música discurre, viva y ligera, activando con sus agudos arabescos el movimiento precipitado de la acción, en contraste con tantas partituras que la lastran y la prolongan sin remedio.»
Al propio Rabaud le gustaba decir que Pelleas y Louise eran las dos grandes obras líricas francesas de principios del siglo XX.
El Mârouf que escribió con Lucien Népoty es digno de estar en tan buena compañía.
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ENLACE A LA MÚSICA:
Versión 1, bajo la dirección de Marc Minkowski:
https://www.youtube.com/watch?v=eWwzH1KUy-g
Versión 2, bajo la dirección de Alain Altinoglu:
Actos 1, 2 y 3
https://www.youtube.com/watch?v=52TzC9GuSeo
Actos 4 y 5
https://www.youtube.com/watch?v=ifUrjhIsnrQ
PUESTA A DISPOSICIÓN DEL LIBRETO TRADUCIDO AL ESPAÑOL:
Libreto disponible en libretosdeopera.com